“La Homofobia No Es Cosa de Hombres” monólogos en busca de una sociedad inclusiva

La obra del escritor y productor venezolano Daniel Ferrer Cubillán llego a Puebla, una ciudad donde todos los días se lucha por ser más respetuosa e inclusiva al pasar de los días. Una ciudad que acuestas sigue luchando para que se reconozca a todas las personas y que estas tienen el mismo valor, sólo por la condición de ser humano.

Así es como arribó al Auditorio Explanada Puebla, “La Homofobia No Es Cosa de Hombres”, 5 monologos y un confesionario, donde Lorena Herrera, Alexis Ayala, Gabriel Soto, Juan Soler y la espectacular transformación de Ernesto Laguardia, dejaron impactados a los presentes.

Morado, Amarillo, Rojo,  Azul y Naranja fueron los colores que vistieron los actores para así representar las diferentes personalidades de sus personajes, quienes con sus historias, una más fuerte que otra, dejarían al espectador reflexionando sobre sus acciones y como estas afectan, dañan y hasta privan los derechos de quienes conforman la comunidad LGBT+.

Alexis Ayala representó a una persona inseguridad, tímida, preocupada esto por ser víctima de las múltiples violaciones que sufrió de joven.

Acto seguido por Gabriel Soto, quien como anillo al dedo, interpretó a un sexy gigoló, partícipe de mucha actividad sexual con mujeres y hombres por igual, hasta que se contagió de VIH y así su vida dio un giro de 360°.

El personaje de Juan Soler, nos llevó en una montaña rusa de emociones, primero odio por representar al típico macho, racista, violento y prepotente ante cualquier acto de homosexualidad que lo rodee y al final llevarse los aplausos por enfrentar ante todo una situación que no tenía contemplado: tener un hijo gay.

La cereza en el pastel. El cierre con broche de Oro. Las palmas se las llevó la transformación de Ernesto Laguardía, quien representó a una fabulosa y atormentada Drag Queen llamada Luna, quien también se desempeñaba como una prostituta y que además de buscar ganarse la vida, confesó ser víctima de episodios violentos cuando niño.

Este personaje nos dejó boquiabiertos, cuando nos reveló que para sacar su verdadero yo, lleno de vestidos, tacones, uñas y maquillaje, era un hombre casado y con hijos. Su encuentro con el párroco nos mostró también su lado más sensual, coqueto y atrevido, dejando claro que no importa cuántos abusos, críticas y señalamiento puedan hacerte, sé seguro de ti mismo y no dejes que nada ni nadie te ha sentir menos.

La homosexualidad no es un problema, pero la homofobia sí: ES DISCRIMINACIÓN. Esta obra además de mostrar  estupendas actuaciones, dejó en el público  el mensaje de respetar a los demás pues cada quien libra su propia batalla.

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